A diferencia de la construcción atributiva <estar + participio pasado> del tipo (1), que representa el estado resultante de una acción precedente y que se caracteriza por su incapacidad de ser acompañada del sintagma agentivo encabezado de la preposición por, las construcciones que aparecen en (2) permiten seguirse, sin mayor problema, de dicho constituyente oracional.

(1) La puerta está abierta (*por el bedel).
(2) a. El edificio está rodeado por la policía.
b. La depresión está causada por el estrés.
c. Este país está gobernado por un rey extranjero.
(3) a. La policía rodea el edificio.
b. El estrés causa la depresión.
c. Un rey extranjero gobierna este país.

Las tres clases de construcciones, que denotan relaciones “locativa”, “causal” y “gobernante”, respectivamente, y se subsumen bajo un mismo grupo de verbos que denominamos de “relación prolongada”, tienen en común una serie de propiedades tanto sintácticas como semánticas, por las que se las puede considerar “pasivas con estar” como son: (i) diátesis observada entre la pasiva en (2) y la activa (3); (ii) agentividad implicada; (iii) estructura aspectual compleja, compuesta de “proceso” (que precede a la perfección de una acción), “límite” (perfección de dicha acción) y “acción en curso” (“presente extendido” según Bosque 1999: 293).

			Relación locativa			Relación causal	Relación gobernante
		Sintagma agente	Sintagma no animado		
Aspecto léxico	Proceso+Límite+ Acción en curso	Estado	Proceso+Límite+Acción en curso
Pasiva con ser	○				×	○		○
Por ~		○				×	○		○
Pasiva con estar	○				○	○		○
Por ~		○				○	○		○
Se aprecia, sin embargo, la falta de este paralelismo en el caso de la relación locativa al tratarse del caso en que el sintagma preposicional carece de agentividad (“las montañas”) como en el ejemplo (4), por lo cual se define difícilmente como una construcción pasiva propiamente dicha.

(4) La ciudad está rodeada por las montañas.